domingo, 17 de junio de 2012


El progresismo, la Verdad y la Vida
Viernes, 08 de Junio de 2012 00:00
Marcelo R. Necol
(AA) La RAE precisa, en una de sus definiciones, al Progreso como: Avance, Adelanto, Perfeccionamiento. Palabra de uso habitual y amplio eco social, sobre todo entre las débiles paredes del pseudo-progresismo, pregonado sin cansancio por quienes le robaron hasta el aliento al gran ausente que dicen representar: el progreso social. No sabemos dónde está, ni por qué se fue, pero ellos dicen que hablan por él.
Y sí sabemos, que no solo le quitaron la substancia que le daba vida, sino que en su nombre se pretenden realizar las atrocidades más inicuas. Es que las banderas del Progreso verdadero no son las que flamean en lo alto. Se trata de banderas manchadas de ideologías orgullosas de la estulticia que representan; desnaturalización progresiva que no es más que una cabal consecuencia de la falta de Justicia y de Verdad a la hora de discutir temas fundamentales. Esto no es casual: solo bastó con generar el dogma secular de que el "cambio por el cambio mismo" es el auténtico camino, aceptado por tantos con beneplácito y sin algún atisbo de pensamiento crítico que al menos se anime a cuestionar sobre la legitimidad, la necesidad y la oportunidad del mismo. Es que el solo pensamiento dispar para con el régimen del pseudo-progresismo, es motivo suficiente para desacreditar con adjetivos insultantes, a la vez que carentes de toda calidad argumentativa y realidad, a quienes se pregunten si todo es lícito a la luz del nuevo "dogma".
Si tomamos el término de Perfeccionamiento como definición más acabada del Progreso, podremos poner luz sobre ciertas cuestiones de nuestros días. Uno de ellos, y de una importancia medular, es el Fallo de la Corte Suprema de Justicia sobre la interpretación (¿?) que debe hacerse del Artículo 86 del Código Penal en los casos de abortos no punibles. No es la cuestión aquí, meternos en la discusión sobre el Derecho Positivo argentino y la inconstitucionalidad del Artículo 86 del Código mencionado (debido a los Pactos Internacionales adheridos y de jerarquía constitucional), ni sobre la amplitud de la interpretación del mismo, que termina por inventar un nuevo caso de "aborto no punible", sino que, y esto resulta perentorio, se trata de alzar la voz por quienes no pueden o, lamentablemente, ya no podrán hacerlo.
No soy experto en derecho, pero considero de una sensatez y sabiduría admirable aquella enseñanza de Cicerón de que: “No existe en absoluto la justicia, si no está fundada sobre la naturaleza; si la justicia se funda en un interés, otro interés la destruye” (Cicerón, Sobre las Leyes, I, 15). No estamos ante una cuestión banal, es imprescindible advertir la importancia grave que denota: tanto se ha desnaturalizado el Derecho Positivo, sujetándolo a caprichosos "derechos" de unos pocos, que la Ley Natural sufre la alienación y el vituperio propios de sociedades decadentes, destruyendo el auténtico carácter de toda Ley verdadera y justa.
Seamos claros. Nadie niega el ultraje deleznable realizado a la dignidad de la víctima de una violación, el daño causado a la persona en sus esferas psíquica, física y espiritual y el infierno vivido que seguramente supera toda capacidad imaginativa. Ahora bien, en los casos en los que se produce un embarazo:
  • ¿cuál es la solución buscada por los propagandistas del aborto, proponiendo una práctica que no es ni más ni menos que interrumpir el desarrollo normal de un ser humano inocente en gestación?
  • ¿Son conscientes de que se trata de una vida humana, y que la "solución" propuesta a la víctima es terminar con la vida de su hijo?¿Son conscientes que al no exigirse la denuncia, amén de la posibilidad de casos inventados, se está beneficiando al violador, que es el único culpable de delito?
  • ¿Son conscientes de que en el aborto en los casos de violación, se aplica una pena de muerte al hijo del delincuente, que es inocente, mientras que el delincuente hoy cuenta con garantías demasiado generosas?
  • ¿son conscientes de que al realizar un aborto se destruyen dos vidas con seguridad: la del feto (que, recordémoslo, es un ser humano en estado gestacional) y la de la madre por cargarle con el trauma de un aborto y todo lo que significa, incluido el síndrome post aborto que algunos suelen intentar silenciar?
  • ¿son consciente que están discriminando en categorías de personas, al considerar de una dignidad inferior a los embriones y fetos humanos, por su mero estado gestacional y/o por ser hijos de un violador y/o por la situación de su concepción, de la que son inocentes, por más lamentable que sea?
  • ¿Este es el perfeccionamiento social que se jactan de defender en connivencia y con complicidad de jueces, políticos e intereses internacionales?
No existe verdadero progreso social, si a la hora de definir sus parámetros y horizonte, se prescinde de voces importantes, como la de la ciencia. Esta, en relación al inicio de la vida del ser humano, tiene mucho que decir, y mucho más aun, si consideramos que no puede definirse, en toda su magnitud, el valor ontológico del ser humano - cualidad propia, intangible, inalienable y consecuente con su naturaleza y dignidad- sin precisarse previamente su estatuto biológico. Solo así, luego de precisar y definir este estatuto mencionado, podemos definir los otros estatutos, también importantes, que del primero debieran emanar: filosófico, antropológico y jurídico. La Embriología, la Genética Molecular, la Bioquímica y la Biología en su conjunto, son algunas de las disciplinas que aportan la evidencia más clara, y de continua actualización y confirmación, sobre el inicio de la vida humana a partir de la fecundación: evento crítico que pone en marcha un maravilloso y nuevo ciclo vital. Como enseña el Dr. en Biología Gilbert: "La fecundación: el inicio de un nuevo organismo". Este, consiste en la puesta en marcha del desarrollo de un nuevo organismo, ya presente desde el primer estadío, el cigoto, que irá atravesando por diferentes etapas posteriores (mórula, blástula, etc.), hasta llegar al momento del parto. Ni antes del nacimiento ni después, existe condición alguna que modifique la dignidad propia de todo ser humano, ya que las diferentes etapas gestacionales (incluyendo la etapa de pre-implantación) manifiestan, ni más ni menos, que el armonioso, perfectamente coordinado y continuo desarrollo embrionario. Así como un cigoto continúa su desarrollo hacia la mórula, el niño lo hace hacia la adolescencia, sin perder en ningún momento su pertenencia a la especie humana, y su dignidad y valor inmanente que lo caracterizan y le son propios.
Es de esperar que los jueces, y legisladores cuando llegue su momento, no desconozcan o pretendan desconocer, la voz de la ciencia. No esperamos que sean embriólogos eruditos; sí, en cambio, que se instruyan en los más elementales contenidos propios de los temas sobre los que legislan o se pronuncian, y que no olviden que no existen derechos verdaderos, si desconocen aquellos que son fundamentales y pertenecen a la humanidad en su conjunto y a cada persona en particular, y si desconocen, sobre todo, el primero y más elemental valor, que es el de la vida.
Por tantas voces silenciadas, por los innumerables rostros sin nombres y nombres sin sueños que descansan en el olvido intencionado de muchos, hoy levantamos nuestra voz, y abrazándolos en la memoria incorruptible, que es la del corazón, miramos esperanzados el país del mañana que soñamos, aquella Nación que por antonomasia sea solo Verdad y Vida. 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario